En los años 90 en Estados Unidos se empezó a hablar del supuesto efecto que tenia la música de Mozart en el cerebro humano, sobre todo en bebés, se hicieron estudios con éste y otros compositores y llegaron a la conclusión de que no toda la música clásica afecta de la misma manera, tampoco todas las piezas de Mozart causan el tan célebre efecto, por tanto se ha llegado a la conclusión de que son las frecuencias altas , los sonidos y melodías puros, los ritmos, la métrica etc. tan características de Mozart las que son capaces de modificar el estado del cerebro haciéndolo más receptivo sobre todo en las zonas relacionadas con las funciones espacio-temporales.
Las mismas características también se han encontrado en algunas piezas de Bach y de algunos compositores más actuales.
Sea como fuere la música influye de una u otra forma en el estado de ánimo, además de que supone un estímulo importante para el niño lo que siempre es beneficioso.
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